Con este artículo, no pretendo hacerte un experto/a neurocientífica/o.… sino, que sepas de qué va esta problemática…informándote lo que, a mi parecer, es más importante y asequible para ti.
He de señalar, que no soy amiga de las “etiquetas” y considero que lo más importante es la persona y las dificultades que pueda tener, no que “sea X”.
Por ello, en lo que me voy a centrar es en explicarte las dificultades que suelen presentar las personas con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad para comprendas en qué consisten.
¡Empecemos pues!
¿Qué es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad?
Índice de contenidos
- 1 ¿Qué es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad?
- 2 ¿Cuáles son las causas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)?
- 3 ¿Qué son las funciones ejecutivas? ¿Por qué son tan importantes?
- 4 Tipos de TDAH
- 5 ¿Qué tratamientos existen para el TDAH?
- 6 Cómo ayudar a un niño/a con TDAH.
El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad comúnmente llamado TDAH, hoy en día, es uno de los trastornos más debatidos y de los que se ha estudiado muchísimo y se sigue estudiando desde varios enfoques (neurológicos, psicológicos, médicos…). ya que, es uno de los más comunes en la infancia.
Según el DSM-5, el Manual diagnóstico y estadístico de los Trastornos Mentales quinta edición (Guía utilizada por la clínica para diagnosticar los trastornos mentales) es un trastorno del neurodesarrollo, de origen neurobiológico.
Sus síntomas principales son la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad y, se deben manifestar continuamente en el niño o niña, de manera precoz. (normalmente empiezan en el período del desarrollo, muchas veces, antes de la etapa de educación primaria). Aparece antes de los 12 años y provocan deficiencias en el funcionamiento personal, social y académico.
Las limitaciones que conlleva pueden ir desde dificultades en las funciones ejecutivas y, con ello, dificultades en el aprendizaje, hasta deficiencias globales de las habilidades sociales. De hecho, hay niños/as que también presentan con él, un trastorno específico del aprendizaje.
La falta de atención (selectiva y sostenida) se expresa a través de conductas. Éstas, llevan a la persona a desviar su atención cuando están haciendo alguna tarea, a la falta de persistencia, a la dificultad para mantener esos niveles atencionales requeridos por la actividad a realizar y a la desorganización al realizarla (no causada por falta de comprensión).
La hiperactividad se refiere, a las conductas que se realizan con una actividad motora excesiva para la situación en concreto. Esta falta de autocontrol, se manifiesta tanto en el terreno corporal como en el emocional.
En general, la hiperactividad motriz tiende a atenuarse a medida que los/as niños/as van creciendo, llegando incluso a desaparecer en la adolescencia o a modificarse ( tocarse continuamente el pelo, juguetear con los bolígrafos, mover continuamente las piernas cuando están en clase…).
En cuanto a la impulsividad, se refiere a la incapacidad de inhibir conductas, ya sean cognitivas o de comportamiento. Por ejemplo, hacer algo sin meditarlo antes, apresuradamente (sin tener conciencia de que pueda haber un riesgo), ser incapacidad de esperar, interrumpir constantemente, etc.
Suelen ser personas con una baja tolerancia a la frustración.
Algo que es muy importante tener en cuenta a la hora evaluar un posible TDAH es la edad, la etapa evolutiva de desarrollo.
Como habrás podido observar en todo lo que te he contado hasta ahora, hay conductas en el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad que son típicas en las primeras etapas evolutivas del ser humano (excesivo movimiento, no tolerar la frustración, no respetar turnos, etc).
Por ello, es trabajo indispensable de los/as profesionales una exhaustiva recogida de información y evaluación antes de realizar ningún diagnóstico.
¿Cuáles son las causas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)?
Hoy en día todavía no existe total certeza de cuáles son las causas. Ha habido y hay muchas teorías acerca de ello e infinidad de estudios.
En algunos de ellos, se hallaron resultados indicando que puede haber una predisposición familiar, es decir, que haya antecedentes familiares con TDAH.
Sin embargo, en la actualidad, a pesar de las innumerables investigaciones, no han hallado la existencia de marcador genético que sirva para diagnosticarlo.
A nivel neurológico, algunas teorías se inclinan por la existencia de un déficit en los neurotransmisores noradrenalina (relacionada con la motivación y el estrés) y dopamina (relacionada con el autocontrol).
Estos déficits hacen que algunas áreas del lóbulo prefrontal estén hipoactivas, es decir, que los lóbulos frontales no funcionan como deberían y no actúan con suficiente intensidad o no están correctamente comunicados con otras áreas cerebrales relacionadas con las funciones ejecutivas.
A estos déficits, hay autores que manifiestan que podrían unirse otros factores biológicos, como, por ejemplo, los relacionados con las lesiones cerebrales, el estrés perinatal, bajo peso al nacer, exposiciones a metales pesados(plomo), consumo de tabaco, alcohol y otras drogas durante el embarazo (Pliszka,2007).
Barkley (2018), partiendo de un modelo psicológico, apoyó la teoría de que “existe una hipoactivación en los sistemas para inhibir respuestas. De ahí, que las funciones ejecutivas no funcionen bien en las personas con TDAH”. (Frutos de Miguel, J. 2020. Caminando a través del TDAH. Ed. Pirámide).
Lo que sí está claro, es que las dificultades cognitivas en el TDAH sí existen: la desinhibición conductual y el déficit en las funciones ejecutivas.
Otro aspecto a tener en cuenta sería el ambiente psicosocial.
No influye en el origen, pero sí es una variable a tener en cuenta en la evolución del TDAH (grado en el que se manifiestan los síntomas y la presencia de otros trastornos o problemas asociados).
Los 3 factores que pueden influir directamente en el desarrollo o aumento de los síntomas del TDAH son:
- Cuando en el seno familiar (padre y/o madre) exista una psicopatología, consumo drogas, violencia familiar, exclusión social, cuidados pre y postnatales inadecuados, etc.
- Un estilo educativo basado en una disciplina punitiva o sancionadora, donde abundan el control, el castigo y donde hay pocas recompensas. (Barkley, 2018). Los progenitores tienen un papel crucial a la hora de generar cambios en la problemática del niño/a.
- Grado en que se hace uso de las tecnologías: ver la televisión, uso de los videojuegos.
Se ha encontrado una relación significativa (Christakis, Zimmerman, DiGiuseppe y McCarty, 2004) entre ver la televisión en exceso en edades tempranas y la posterior aparición de deficiencias para mantener la atención.
Hay autores como Barkley que opinan que no se pueden establecer relaciones causales, pero lo cierto es que, en edades tempranas no es conveniente pasar mucho rato enfrente del televisor, móvil, tablet, consola…Pero sí lo es, en el parque con iguales al aire libre, con juegos de mesa, juguetes….
Además, hay que tener en cuenta que a raíz de estos 3 factores pueden surgir otros síntomas asociados o incluso, problemas de conducta en el/la niño/a: trastorno negativista desafiante o trastorno disocial, etc.
Es muy importante que en las familias en las que existe un miembro con TDAH, se conozcan ciertas pautas para saber reaccionar ante las conductas y situaciones relacionadas con el trastorno que surgen a diario.
Si te encuentras en esta situación, te he preparado esta Guía gratuita.
Con ella, conseguirás gestionar y minimizar adecuadamente los síntomas nucleares de los que te he hablado.
¿Qué son las funciones ejecutivas? ¿Por qué son tan importantes?
El lóbulo prefrontal es el área cerebral más vinculada con las funciones ejecutivas (FE).
Actualmente, se relacionan también con los ganglios basales y el cerebelo.
Y, ahora… te preguntarás: Pero, ¿Qué son las funciones ejecutivas? Pues nada más y nada menos que los procesos cognitivos que regulan gran parte del comportamiento humano.
Capacidades como las que se reflejan en la imagen: Activación, foco, esfuerzo, emoción, memoria y acción.
En nuestra vida diaria, ¿te puedes imaginar hasta qué punto son fundamentales todas estas funciones?
Te pongo ejemplos, para que lo entiendas mucho mejor y veas cuán fundamentales son para poder desenvolvernos adecuadamente en nuestro entorno y conseguir nuestros objetivos:
- Sirven para planificarte el día al levantarte por la mañana.
- Para pensar qué tienes que hacer, en qué orden, calcular cuánto tiempo te costará hacer cada una de esas tareas.
- ¡E incluso para modificar el plan que tenías sobre la marcha, porque te ha surgido algún imprevisto o necesites alguna tarea nueva con la que no contabas!
¿Qué te parece ahora? Son importantes, ¿verdad?
Pues imagina el deterioro que habrá en el funcionamiento social, académico y ocupacional, en las personas que tienen un trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad…
Tipos de TDAH
Se clasifican en 3 según el grado en el que se presenta un déficit u otro, es decir:
- Combinado: hay déficit de atención y también existe hiperactividad.
- El que predomina de falta de atención.
- El que predomina más la hiperactividad e impulsividad.
¿Qué tratamientos existen para el TDAH?
Ningún enfoque terapéutico cura el TDAH, de modo que la intervención siempre va a ir dirigida a reducir la sintomatología y a actuar sobre las complicaciones que puedan ir surgiendo. En algunos casos, será eficaz un tratamiento combinado: farmacológico y psicológico.
Un tratamiento eficaz debe ser siempre individualizado y multidisciplinar, es decir, deben colaborar distintos profesionales (médicos, psicólogos, profesores, etc..) y por supuesto, la familia.
Señalar, que la familia en cualquier proceso de intervención siempre juega un papel fundamental, ejerciendo como coterapeutas en muchas ocasiones.
En ocasiones, la medicación puede mejorar la atención, hacer que disminuya la impulsividad o la sobrereactividad. Esto facilita la otra parte de la intervención, la psicológica (manejo de los síntomas y de las dificultades específicas que pueda presentar la persona en concreto).
En niños/as menores de 6 años, lo recomendable es un tratamiento psicológico cognitivo- conductual, interviniendo en los problemas relacionados con el TDAH sin fármacos, ya que el tratamiento farmacológico con metilfenidato no dispone de información acerca de los efectos a largo plazo.
Con niños/as mayores de 6 años, por supuesto, también se intervendrá psicológicamente y, solo se prescribirá un tratamiento farmacológico, cuando el caso esté claramente diagnosticado y cuyos síntomas sean de intensidad más grave.
El tratamiento psicológico cognitivo-conductual para ser implementado tanto en el menor, en el hogar como en la escuela incluye técnicas como: reforzamiento, extinción, economía de fichas, entrenamiento en autoinstrucciones, etc..
Cómo ayudar a un niño/a con TDAH.
En casa
Los padres (madre y padre) como ya he mencionado anteriormente, son imprescindibles, sin ellos, los síntomas de su hijo/a no mejorarán.
En el proceso de intervención psicológica, el psicólogo o la psicóloga trabajará con ellos un programa de entrenamiento (psicoeducación, pautas y aplicación de éstas).
Aquí te dejo una guía con pautas esenciales que aconsejo poner en práctica a las familias que acuden a mí con un caso de TDAH.
La puedes descargar aquí gratuitamente:
En el aula
La intervención psicopedagógica comprende los procesos de enseñanza/aprendizaje en los contextos educativos y extraescolares, permitiendo al menos abordar estas situaciones de aprendizaje de forma más eficaz. Buscan la mejora en el rendimiento en el menor, diseñando adaptaciones según el caso concreto.
Estas adaptaciones, en función del grado de gravedad del TDAH, siempre ayudan a mejorar además del rendimiento académico, el funcionamiento social y emocional.
Si eres profesional de la educación, te dejo a continuación, una Guía para docentes de alumnos con TDAH que te puede servir de gran ayuda en tu aula.