El otro día, hablando con una chica, felizmente embarazada de 20 semanas, me comentaba que en ocasiones le invadía el pensamiento (muy normal… a mí también me pasó…) de si sabría hacerlo bien…si sabría educar correctamente a su hijo, es decir, desde el amor y el respeto…etc. Su inquietud era, que, no sabía cuál de los estilos educativos existentes, surgiría en ella de forma natural.
Yo, le dije que eran pensamientos normales de una futura madre y que no es tarea fácil, si se quiere educar desde el respeto y con apoyo conductual positivo (exigencia positiva).
Todos sabemos que la conducta se aprende desde los primeros momentos de la vida, siendo los cuidadores (los adultos) los mayores influyentes en el comportamiento de nuestros hijos, ya que somos el primer y más importante modelo a seguir. Está claro que, posteriormente intervendrán más factores ❨escuela, iguales, otros familiares cercanos, etc…❩, pero, si conseguimos desde nuestro hogar sentar las bases desde una perspectiva conductual positiva y desde el respeto, el camino será menos difícil…
Los niños, en un principio y de forma innata, actúan de forma impulsiva (¡simplemente son niños!) y es por ello, que tienes que enseñarle que existen límites y normas para poder desarrollarse de forma adaptativa y equilibrada. El porqué actúan de forma impulsiva, te lo contaré en otro artículo, en este me extendería demasiado, te cansarías de leer y es un tema muy importante…
No todos los padres adoptan la misma forma de enseñar a sus hijos estos límites y normas. El estilo educativo o de crianza de los padres ❨ las creencias, las actitudes, los valores, los hábitos de comportamiento que mantenemos con nuestros hijos al educarles ❩ influirá de forma significativa en el desarrollo emocional y conductual del niño.
Existen diferentes estilos educativos: autoritario, indiferente o evitativo, asertivo, sobreprotector y permisivo.
Estilos educativos
Índice de contenidos
Autoritario
Los padres ejercen un control máximo sobre sus hijos y un apoyo mínimo. Para ellos la educación significa cumplir estrictamente las normas y su deber es velar el cumplimiento de éstas a través de castigos constantes. No suelen tomar en cuenta los puntos de vista de sus hijos, no se les permite razonar sobre las normas.
A causa de ello, los niños llegan a tener comportamientos ansiosos, agresivos, sentimientos de culpa, hostilidad, elevada frustración, baja autoestima y autonomía personal, lo que se traduce en una dificultad para adaptarse a los cambios.
Indiferente o evitativo
Los padres ejercen un control mínimo, con o sin apoyo. No ofrecen a sus hijos modelos de referencia e invierten poco tiempo en la formación de sus hijos.
Aquí hay muy poca implicación emocional y una falta de exigencia, con carencia de normas y seguimiento de la educación. Proyectan indiferencia hacia las actitudes y las conductas de sus hijos.
Esto acarrea unas consecuencias, entre ellas: niños con baja autoestima y autonomía, inestabilidad emocional, inconstancia, búsqueda de afecto fuera de la familia, reacciones agresivas y poco respetuosos con las normas.
Asertivo
Son padres que brindan mucho afecto a sus hijos y van disminuyendo el control con la edad. Poseen una gran sensibilidad hacia las necesidades de sus hijos a través de la existencia de normas claras, pero las razonan con sus hijos y las dialogan.
Llevan un firme seguimiento de las normas previamente dialogadas y de la estimulación de la responsabilidad y la independencia de los niños.
Existe una relación abierta y bidireccional, puesto que ven a sus hijos como sujetos activos en el proceso de socialización y desarrollo. Esto da lugar al desarrollo de una gran autoestima, autoconcepto y creatividad, a que posean una elevada autoconfianza y seguridad en sí mismos, llegando a madurar emocionalmente y siendo capaces de tomar decisiones y relacionarse adaptativamente con los demás.
Sobreprotector
Son padres con un elevado afecto y control. Intentan controlar la vida de sus hijos, pero sin las tradicionales normas disciplinarias. Se presentan como aliados, cumpliendo en seguida los deseos de sus hijos.
Este estilo educativo da lugar a que los niños adquieran un fuerte sentimiento de pertenencia, no fomentando el autocontrol, la independencia y la autorresponsabilidad.
Permisivo
Brindan un elevado afecto y un control escaso. Piensan que sus hijos deben desarrollarse por sus propios medios. Como adultos, interfieren poco, sintiéndose poco responsables del desarrollo de sus hijos.
El conocimiento y cumplimiento de las normas no es importante para ellos. De esta forma, los niños se expresan y comportan de la forma que ellos crean y como les apetezca. Son ellos mismos los que toman decisiones para las que aún no están preparados o no les competen. Suelen ser niños con poco control de impulsos, comportamientos inmaduros, baja competencia social, poca concentración y capacidad de esfuerzo.
♥ Y, ahora pensarás: «Y…entonces… ¿Cuál es el estilo educativo mejor? «.
Pues, lo ideal para el desarrollo feliz y equilibrado de tu hijo/a… es educarlo bajo una exigencia positiva. Es decir, una educación basada en cuatro pilares fundamentales: elogios, exigencia moderada, tolerancia y corrección.
Pilares básicos de la Exigencia Positiva
Pautas imprescindibles para educar mediante la exigencia positiva
Explicado a grandes rasgos educar con exigencia positiva significa:
Felicitar a tu hijo por su buen comportamiento:
Si no se hace, probará la única cosa que sabe que funciona. ¿Sabes cuál es?…mmm…portarse mal.
Además, tienes que mostrarte tolerante con los fracasos y ser rápida/o y generosa/o a la hora elogiarle.
Crea una rutina:
Totalmente necesario, ya que, le facilitarás el saber que va a pasar en cada momento y con ello, le estarás dando recursos para adaptar su comportamiento a cada situación. Las cosas serán previsibles para ellos y tendrán la oportunidad de prepararse para lo que viene y sentirse implicados en la manera en que va pasando el día.
Con rutinas, el niño hace más veces lo correcto, provocan menos problemas y reciben más felicitaciones. También deben haber rutinas en la alimentación y sueño, ya que sus cambios de humor no serán debidos al cansancio o al hambre.
¿Qué ocurre cuando un niño o una niña no tiene rutinas claras?¿Te has fijado? Por norma general, son niños que se sienten inseguros y a la expectativa. Pueden reaccionar mal y tener rabietas a cada cambio nuevo.
Esto ocurre porque mentalmente, al no tener rutinas, no están preparados, no tienen ninguna referencia respecto a lo que toca hacer e intentarán imponer su voluntad.
Establece normas claras, realistas y coherentes: Adaptadas a la edad y capacidad de tu hijo/a.
- Debes preguntarte: «¿Está preparado mi hijo, por edad y madurez evolutiva, para asumir lo que le pido?». «¿Le he informado de lo que espero de él?», «¿Le he informado de cómo tiene que comportarse en esa situación y por qué?»
Una vez tengas claro lo que le vas a exigir, tienes que informarle y razonar con él, el motivo de esa norma. Siempre de forma serena, con frases breves y claras, mientras le miras a los ojos ❨simplemente, para asegurarte de que te está escuchando❩.
¡ Importante! Cuanto más pequeño sea el niño hay que recordarle más frecuentemente las normas e inmediatamente antes del comportamiento deseado. Después se vigilará el cumplimiento: en un principio, seguramente haya que acompañarlo en el cumplimiento de la norma y recordársela, pero, poco a poco la conseguirá incorporar a su rutina.
Se le felicitará por cumplirla o por intentarlo. Con ello, se conseguirá que lo incluya en su repertorio conductual.
Da una orden de forma efectiva:
- Para lograrlo, será necesario:
1º⇢ Acércate a ti hijo/a y no le hables desde la otra punta de la casa o desde la distancia.
2º⇢ Mírale a los ojos mientras le hablas, para cerciorarte de que te está escuchando.
3º⇢ Evita dar órdenes seguidas ❨dale una orden, que la cumpla, felicítale y dale la siguiente❩.
4º ⇢ Felicítale de forma inmediata cuando cumpla la orden que le has dado.
Evita que tu hijo/a mande:
Es mejor que le des 2 opciones y no dejes que se desvíe más allá de las dos. De este modo, lo que estarás haciendo es brindarle, por un lado, la oportunidad de pensar entre 2 opciones y, por otro, la oportunidad de decidir. Al tolerar la frustración por no poder elegir nada más que entre esas 2 opciones, tu hijo o hija, tendrá una experiencia de control y responsabilidad sobre sus decisiones.
Aquí, señalaré, que el hecho de elegir entre 2 opciones, es conveniente hacerlo antes de que el niño tenga 8 años, debido a su capacidad de atención y gestión de la información ❨todavía es limitada❩ y para desarrollar su autoconcepto.
Sería correcto: «Cuando te pongas las zapatillas, podrás ir al parque» (mandas tú❩ y de lo que sería incorrecto: «Si te pones las zapatillas, podrás ir al parque» ❨manda el niño❩.
Enséñale a esperar:
Aquí hay que señalar que cuanto más pequeño sea el niño o mayores dificultades de autocontrol tenga, menor tiene que ser el tiempo de espera.
Se trata de educar en el esfuerzo, perseverancia y voluntad y la forma de hacerlo es enseñarle a aprender a esperar aquello que quiere o a recibirlo a cambio de aportar algo…
Así que, frente a una petición de tu hijo/a tipo: «¿Quiero ponerme esta camiseta!» sería adaptativo contestar: «¡Estupendo! Hoy te pones la que ha escogido mami y mañana la que has escogido tú».
Si le cuesta esperar tanto tiempo, puedes decirle: «De acuerdo. Si guardas los juguetes en el cajón, tendrás el privilegio de ponerte hoy la camiseta que tanto te gusta». De esta forma, le estás dejando claro, que tú eres el/la que manda, pero que tienes en cuenta sus peticiones, siempre y cuando se esfuerce por cumplir con lo que se le pide. De esta manera, estarás consiguiendo que el niño aprenda a esforzarse.
Háblale de forma positiva:
En primera persona y comunícale lo que no quieres y no te gusta de él o ella, pero siempre de forma positiva, centrándote en las soluciones.
Es decir, en vez de, por ejemplo, decirle: «¡No me lo puedo creer, un día que recoges ❨en 2ª persona❩ los juguetes!».
De forma positiva, le diríamos: «Me ❨en 1ª persona❩ gusta que recojas los juguetes». Al hablarle en segunda persona, estás haciendo referencia a algo que no te gusta de él. Con ello, sólo conseguirás que perciba el mensaje como una crítica, se pondrá a la defensiva y estaremos creando las condiciones idóneas para crear una discusión. ¡Ya sabes, para liarla!
Sin embargo, cuando le hablas en primera persona, estarás expresando tu malestar, sin provocar se sienta atacado. ¡Al contrario! se sentirá valorado/a, satisfecho/a y bien consigo mismo/a y contigo.
¡ Será más probable que tenga en cuenta tus peticiones de cambio!
Otra cuestión muy importante: NO pongas etiquetas para referirte a aspectos que no te gustan… Por ejemplo, decirle: «Eres un llorón».
¡ Y, menos aún repetirlas continuamente ! ya que al final tu hijo/a asumirá que es así y actuará en consecuencia. Es una forma de decirle que no nos gustan él/ella y, se trata de decir que no nos gusta su comportamiento…
¿Cuántas veces hemos oído decir frases de este tipo? Yo particularmente, infinidad de veces…y…la verdad, es algo que !me crispa!
Es algo que yo creo que los padres que las utilizan, no son realmente conscientes de lo peligroso que es hacerlo, ya que, si se dicen de forma habitual pueden llegar a dejar huella en la autoestima de un niño ❨avergonzar, ridiculizar, culpabilizar❩.
La alternativa a poner etiquetas, en este caso, sería: «No me gusta que llores cada vez que te recuerdo….» «Me preocupa que llores…»
Enséñale a hablar de emociones y a pensar en soluciones:
Desde muy pequeños es conveniente que dotes a tu hijo/a de vocabulario emocional para que pueda expresar sus emociones sin recurrir a la agresión.
Además, le estarás enseñando a desviar su atención del problema ❨lo que le disgusta o hace que se sienta mal❩ hacia las soluciones ❨ lo que puede hacer❩.
¡ Le estarás enseñando otra opción para demostrar el malestar de una forma adaptativa!
Ejemplo de esto sería frente a una rabieta decirle: “Estás enfadado porque mami no te da la galleta» o frente a una situación de alegría decirle: «Estás contento porque mami te ha regalado un …».
Por supuesto, para reforzar este aprendizaje, debes hacer de modelo y utilizar mensajes verbales que acompañen a la expresión no verbal de sus emociones: “Estoy contenta porque llega el viernes y es fin de semana».
Al hablar en primera persona hacemos referencia a nuestras emociones, nos resulta más fácil encontrar soluciones a lo que nos preocupa.
Corrígele, pero sin atacar:
Tienes que aprender a ser tolerante con tu hijo/a, sea peque o adolescente.
Cuando cometa algún error en sus nuevos aprendizajes, tienes que saber acompañarle y corregirle de manera que se sienta motivado/a para seguir avanzando.
Aprende a poner consecuencias:
Coherentes y relacionadas al mal comportamiento o al incumplimiento de una obligación.
Simplemente, porque tiene que aprender a anticipar las consecuencias de los actos.
Aquí, algo muy importante, es que , tanto tú como tu pareja, debéis reaccionar de la misma manera: un primer aviso, explicándole lo que ha hecho mal y/o lo que esperáis de él o ella.
Un segundo aviso, si persevera. Avísale ya de la consecuencia que seguirá si continua el mal comportamiento o negándose a cumplir una obligación. No se trata de «castigarle», se trata de aplicar una consecuencia, por ejemplo: «Si continúas gritando te llevaré a tu habitación a pensar». Y, por último, si persiste… un tercer aviso, aplicando la consecuencia. Siempre de forma inmediata y breve.
Como te he comentado al principio, esto sería una explicación a rasgos generales para que puedas, con esta información, reflexionar sobre tu estilo educativo y sobre algunas creencias erróneas que suelo percibir a diario a mi alrededor.
En la sessión materiales descargables tienes un póster descargable a modo de recordatorio. Te recomiendo descargarlo, imprimirlo y ¡ A la nevera!. Si lo quieres descargar pincha en el enlace de debajo.
Póster descargable e imprimible pautas exigencia positiva
Y…recuerda… nuestros y nuestras peques y no tan peques, no se educan solos/as…
¿Sueles percibir como yo estás creencias erróneas? ¿has reflexionado alguna vez sobre tu estilo educativo? ¿Lo has reflexionado, pero no sabes cómo?.