Y,¿mi peque?… ya no es tan peque, es adolescente… llegó la temida etapa para algunas familias!
¿Cuántas veces has escuchado a padres y madres decir frases como estas? ó ¿Cuántas veces las has dicho tú o tu pareja?: «está insoportable», «me lo han cambiado», «pasa de nosotros», «antes no se comportaba así»…
Muchas, ¿verdad? Pues la razón es muy sencilla: ¡Están a las puertas de la adolescencia!
La etapa de los 9 a los 11 años, es considerada como una etapa de transición de la infancia a la adolescencia.
En estos años ya vemos una gran evolución en los niñ@s: se va fortaleciendo la capacidad de abstraerse, es decir, que su nivel de razonamiento puede alejarse de lo concreto, reflejándose en que ya no necesitarán probarlo todo por ellos mismos para interiorizar o aprender algo.
A la vez que se van independizando de los padres, va aumentando el nivel de dependencia a su grupo de iguales, a sus amigos. Van elaborando un nuevo concepto de amistad.
Ya empiezan a interesarse por cosas sobre la vida, por aspectos que anteriormente ni siquiera habían pensado, empezando a ver el mundo desde otra perspectiva: el mundo cada vez es más grande y menos seguro.
Comienzan a cuestionarse temas como la justicia y la igualdad. Es en este momento cuando frecuentemente pueden sentirse tratados de forma injusta en casa, empezando a mostrar su desacuerdo con determinadas pautas de conducta.
Como he comentado antes, sus deseos de independencia van aumentando y los padres debemos comprenderlo y considerarlo. Por ello, es importante que respetes sus espacios de soledad: estar con amigos en su cuarto, dejar que se abstraiga en sus pensamientos sin interrupciones, escuchar música, leer tranquilamente, etc…
¡ Esto no quiere decir que siempre tengan que hacer lo que les apetezca!, hay unas normas que deben cumplir ❨muchas veces deberás decir “no”❩ y que los adultos debéis marcar, porque deben seguir creciendo adaptativamente y madurando.
Muchos padres y madres piensan que a esta edad “no hay que estar tan pendientes”, pero no hay que confundir el dejarles crecer como seres independientes y autónomos con la necesidad de tener unas normas, reglas, pautas y límites claros de conducta. Además, es muy importante mantener y crear ciertos hábitos para que haya armonía en la familia y con ello propiciar el diálogo, la paciencia, la comprensión… Y, para conseguirlo, hace falta gran dedicación por parte de nosotros, los adultos.
He de señalar, que siempre estaré hablando en términos generales, ya que el desarrollo evolutivo de cada niño y niña, desde su nacimiento, es particular e irrepetible: no todos los seres humanos empezamos a andar a la misma edad, ni a todos les salen los dientes a la misma edad…
Pues bien, es a partir de los 12 años cuando los niños y niñas experimentan una serie de cambios: en el estado emocional, en el distanciamiento respecto a los padres, en la forma de hablar a las figuras de referencia y actuar frente a ellas, en su curiosidad y en el deseo de enfrentarse a situaciones que los adultos concebimos como peligrosas.
Todos estos cambios son debidos a las características básicas de la etapa adolescente, las cuales debes tener claras y en consideración, si quieres estar al lado de tu hijo/a y seguir educándole.
Algunos cambios en la etapa adolescente:
Tu hijo/a ya no se conformará con respuestas simples por parte tuya. Esto es debido a sus nuevas habilidades cognitivas, es decir, de pensamiento. Necesita argumentos y razonamientos que le permitan rebatir y plantearse soluciones distintas frente a las dificultades cotidianas.
Y, precisamente, esas discusiones contigo son las que le van a permitir entrenar y gestionar estas nuevas capacidades. A través de estos desencuentros y desafíos contigo y con sus educadores (en el colegio o instituto) están diciendo:
» ¡No me tratéis como a un niñ@! ¡Explicadme las cosas, dadme razones, argumentadme el porqué…hablemos de posibles soluciones! ¡No me impongáis porque sí…confiad en mis nuevas capacidades y dadme la posibilidad de entrenarlas con vosotros…ayudadme a aprender a defenderme con argumentos!».
Tu hijo/a necesita descubrirse a sí mismo/a y reflexionar. De ahí, que quiera estar más tiempo a solas, en su habitación…
El grupo de iguales se convierte en un refugio emocional, una oportunidad para compartir y ordenar reflexiones, para responder a las preguntas: «¿ Cómo soy?, ¿Cómo me gustaría ser?»…
Esto es, para aprender y practicar diferentes formas de expresar emociones y, para aprender habilidades de comunicación.
En esta etapa tiene que empezar a enfrentarse a sus propias decisiones, debatiéndose entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo conocido y lo desconocido. Necesita probar para entenderse a él/ella mismo/a, ver cómo es y concretar cómo le gustaría ser.
El hecho de tener estos cambios y retos le resulta agradable y le gusta, ya que le da la sensación de libertad, pero a la par, le asusta y necesita que alguien le oriente, que le diga qué es lo que más le conviene y el porqué.
Si en etapas anteriores has potenciado la comunicación con tu hijo/a y la asertividad en las relaciones familiares, tu hijo/a se comunicará con mayor facilidad y te pedirá ayuda. De lo contrario, no expresará esta inquietud tranquilamente…
Los progenitores tenemos un papel muy importante y aunque en ocasiones pueda ser complicado, debemos tener claro 2 aspectos y no olvidarlos:
- Todos los comportamientos observados en tu hijo/a obedecen a los cambios que está experimentando su cuerpo y su mente, y no a un interés especial en fastidiarte o desafiarte constantemente. Evidentemente, y siento decírtelo… esto no te va a ahorrar el mal rato, pero te ayudará a no culpabilizarte en esos momentos de desesperación en los que te preguntes: «¿Qué he hecho mal?, ¿En qué me he equivocado?».
2.Los adolescentes, al igual que en etapas anteriores, siguen necesitando reglas. A pesar de que hayan gritos y amenazas por parte de ellos, no saben dónde están ni a dónde van y, aunque les «moleste» nuestra presencia, necesitan de ella para sentirse seguros…
Espero que este post, te haya servido para comprender un poco mejor la importancia que tiene el fomentar desde la infancia la comunicación familiar asertiva y la confianza.
Además, para entender un poco más a tu hijo/a y la etapa adolescente te recomiendo la lectura de este libro:
Estoy segura de que al leer estas líneas te he hecho recordar cómo fue tu adolescencia y cómo la viviste. La relación que tuviste con tu familia y plantearte la que quieres tener en el presente o en un futuro con tu hijo/a.
Si estás en esta situación y necesitas consejo y asesoramiento, e incluso ves que tu adolescente o pre-adolescente tiene conductas inapropiadas, gestiona inadecuadamente sus emociones, lo ves descentrado, etc…te puedo ayudar, no dudes en contactarme.
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